Escrito por: Alberto: www.elgarinense.com 08 septiembre 2010

HACIENDO HISTORIA, QUEREMOS RECORDAR LO SUCEDIDO HACE VARIOS AÑOS EN NUESTRA CIUDAD, QUE QUIZAS NO SE RECUERDA COMO DEBERÍA SER.
COPAMIENTO DE LA COMISARIA
Simultáneamente otro comando había puesto en marcha una de las acciones más audaces del operativo: la toma de la comisaría, se presentó un supuesto médico, con una tarjeta identificatoria que decía “Dr. Krause”, que iba acompañado por una mujer vestida como enfermera de la Cruz Roja. Fueron atendidos por el suboficial de servicio al que le manifestaron que habían ido a verificar el estado de salud de los niños alojados en OPROVI y que querían “abrir comisión”, trámite usual entre algunos trabajadores estatales bonaerenses que consistía en dejar asentada su presencia en el libro de guardia, cuando el suboficial se dispuso a buscar el libro, la mujer sacó una ametralladora que ocultaba entre sus ropas, el supuesto médico también exhibió su arma, y juntos lo encadenaron de pies y manos, lo encapucharon y lo obligaron a permanecer en el suelo boca abajo. A continuación hicieron lo mismo con un agente que se encontraba en otra habitación de la comisaría revisando expedientes, ya con la situación bajo control ingresó el resto del comando, para comenzar a apropiarse de las armas y los uniformes policiales que se encontraban en el lugar, también se dedicaron a pintar con aerosol negro en las paredes del destacamento policial una consigna que posteriormente se observaría en diversos lugares del pueblo: “Libres o muertos, Jamás esclavos, Fuerzas Armadas Revolucionarias”.
ROBO AL BANCO Y MUERTE DE SULLING
Mientras tanto, a pocas cuadras de la comisaría, una camioneta amarilla había estacionado frente al Banco de la Provincia de Buenos Aires, donde se produciría un hecho trágico, del vehículo descendieron un hombre y una mujer -vestida con minifalda y botas negras- que se aproximaron con actitud desafiante al cabo 1º Fernando Sulling, de guardia en la puerta del banco, sospechando que se trataba de un asalto, el policía desenfundó su arma reglamentaria y luego de un forcejeo, los jóvenes lo hirieron en el estómago.
La señora Sara Solarz de Osatinsky, una vieja terrorista argentina de las FAR, que actuó con varios nombres de guerra: Kika, Lita, Jenny, Marie, etc.
Allí, ella misma, asesinó al cabo de la policía de Buenos Aires, Esteban Fernando Sullings. Actualmente vive en Ginebra, Suiza.
Junto con otra pareja que se acercó, cargaron al policía e ingresaron al banco donde ya se encontraban los otros cuatro integrantes del comando, una vez adentro, les manifestaron a los presentes: “Como Uds. comprenderán, esto no es contra los bancarios, esto es un asalto evidentemente político para derrotar al régimen que actualmente nos gobierna, por lo tanto pido a Uds. que no colaboren con la policía”.
Luego de ser intimados con armas de fuego, el personal del banco, los clientes que se encontraban allí, el cabo herido y otros policías de custodia fueron atados con cadenas y encerrados en una oficina del establecimiento.
Pese a ello, según algunos testimonios todos fueron tratados con corrección, para asegurar que el asalto se realizara con éxito, simultáneamente una pareja de jóvenes había entrado al restaurante “El Farolito”, ubicado frente a la institución crediticia, y encerrado a los parroquianos y a los dueños del
Lugar en la cocina, cuando la pareja se retirara del lugar, la recaudación del día permanecería intacta en la caja del local.
Mientras tanto, en el interior del banco todo se desarrollaba con celeridad: algunos pintaban consignas, otros se apoderaban del dinero disponible en las ventanillas y el resto le exigía al gerente que les entregara la llave del tesoro principal, este les manifestó que se encontraba en la comisaría por lo que cuatro miembros del comando lo obligaron a dirigirse con ellos al destacamento policial, que por entonces ya estaba tomado, cuando llegaron a la comisaría el grupo de rehenes se había incrementando, ya que dos vecinos de Garín que habían ido a denunciar lo que sucedía en el banco se encontraban también maniatados.
ABANDONO DE GARÍN
Una vez que tuvieron la llave del tesoro en su poder regresaron al banco, sin embargo, en el momento en que se disponían a abrir la caja fuerte recibieron la orden de abandonar el pueblo a toda prisa, se estaba produciendo un tiroteo entre el grupo que controlaba el Acceso Norte, frente a OPROVI, y fuerzas policiales provenientes de Ingeniero Maschwitz y General Pacheco que acababan de llegar a Garín.
La información había sido brindada por un vecino que logró comunicarse telefónicamente desde la ruta poniendo en aviso a las delegaciones policiales cercanas, cuando los oficiales llegaron al lugar fueron recibos por una ráfaga de ametralladora cuyos proyectiles produjeron perforaciones en los patrulleros y la pinchadura de los neumáticos, pensando que se trataba de una comisión que había arribado antes, uno de los oficiales a cargo gritó “¡No tiren que también somos policías!”.
Pese a la advertencia los falsos uniformados continuaron disparando pero, según José Ottonelli, uno de los conductores allí detenidos, “parecía que lo hacían hacia abajo, como tratando de no herir a los policías”, ante la confusión y sin posibilidades de enfrentar su mayor poder de fuego, los policías se rindieron con las manos en alto tirando las armas al suelo, no obstante, ante la llegada al lugar de otros móviles policiales, el comando emprendió velozmente la retirada por el Acceso Norte.
Para ese entonces el resto de los comandos ya había abandonado raudamente Garín llevándose el botín: $3.316.628 pesos ley 18.188, 7 pistolas de diverso calibre, cuatro revólveres, dos metralletas, cargadores, chapas y uniformes policiales. Los que actuaron en el Banco, ENTel y la comisaría abandonaron el pueblo en dirección a la Panamericana, con rumbo a la Capital Federal, por su parte, el Rambler ocupado por la pareja que había controlado la estación de ferrocarril tomó la ruta 3 en dirección a Tortuguitas.
Por último, el comando encargado de bloquear la salida de vehículos por Avenida Márquez (actual Fructuoso Díaz), huyó por la Panamericana a bordo de diversas camionetas, en una de las cuales permanecían todavía cautivos los conductores reducidos por la mañana, la que seria abandonada, junto con los rehenes, en la cercana localidad de Boulogne, alrededor de las 15:30 hs., un inspector municipal de San Isidro al notar movimientos extraños dentro del vehículo encontró a los choferes y los desató, un vecino del lugar contó que los conductores le dijeron, que los captores los habían “tratado muy bien” y que “sólo les habían quitado sus automóviles pero no su dinero ni sus alhajas”.
Mientras tanto, los habitantes de Garín que habían sido maniatados en la comisaría y en el banco también comenzaron a ser liberados, los primeros, mediante la ayuda de una enfermera que había ido a la comisaría para denunciar el asalto al banco, de un empleado de ENTel y otro vecino, los apresados en el banco, gracias al auxilio de diversos vecinos y del dueño de un taller mecánico que facilitó unas tenazas. Inmediatamente, el chofer de la ambulancia del Centro de Salud de Garín que había permanecido maniatado en el banco con Sulling llevó al cabo, todavía vivo, a un hospital de Escobar, quien moriría muy poco tiempo después.
Alrededor de las 14:30 hs. las calles del pueblo habían quedado cubiertas de panfletos, en los mismos podía leerse: “Después de algunos años de acción anónima, asumimos hoy en Garín nuestra identidad política y como Fuerzas Armadas Revolucionarias proclamamos…”

Hernandez y Av. Belgrano, uno de los lugares donde se apostaron los que coparon Garín

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