Escrito por: Alberto: www.elgarinense.com 25 agosto 2011

COMO TODOS LOS AÑOS QUEREMOS RECORDAR LO SUCEDIDO EN LA CIUDAD HACE YA 41 AÑOS, CUANDO GARIN FUE NOTICIA A NIVEL NACIONAL POR LA TOMA DE LA CIUDAD, ESTA ES LA PRIMERA ENTREGA DE ESTE INFORMA

Hace ya muchos años, la ciudad de Garín, fue participe de un hecho que quedo marcado en la historia, donde el desenlace fue muy trágico y a pesar de eso no se lo recuerda como debería ser, para que eso no vuelva a pasar nunca mas y que sepamos en relación a nuestra propia historia, decidimos publicar este informe.
Allá por el año 1970, mas precisamente el 30 de julio, un día soleado y en apariencia iba a ser un día mas, igual como todos los días en un pueblo como Garín en ese entonces, muy tranquilo, hacia 1970 contaba tan sólo con 35 manzanas pobladas con aproximadamente 30.000 habitantes.
EL INGRESO A GARÍN
Esa mañana, todo transcurría en calma, nadie presuponía lo que luego sucedió, lo inesperado que puso a Garín en boca de la prensa nacional, de una forma involuntaria, ya que decenas de personas pertenecientes a la FAR (fuerzas Armadas Revolucionarias), ingresaron a la ciudad con un solo objetivo, darse a conocer como grupo armado, ya que esa era su primer incursión de este tipo.
Esa mañana soleada del 30 de julio de 1970, desde distintos puntos de la Capital Federal y del Gran Buenos Aires, siete choferes de remises y fletes, fueron dirigidos por sus pasajeros por la ruta Panamericana hasta nuestra ciudad, todos se reunieron en el puente de acceso a Garín.
A través de rápidas y precisas maniobras, todos fueron reducidos por sus clientes, que luego de amordazarlos y atarlos, los introdujeron en la caja de una camioneta Ford F- 350.
Mientras tanto, un grupo de hombres y mujeres jóvenes elegantemente vestidos, comenzó a recorrer las calles de Garín simulando vender oleografías, a lo largo de casi tres horas se dedicaron a observar detenidamente el lugar y a corroborar algunos datos.
No obstante a eso, estos sujetos fueron vistos varias veces, unos días antes, en el bar que se encontraba frente al banco, por lo que se deduce que estaban estudiando los movimientos del banco y la ciudad.
Ejecutadas estas dos acciones de manera simultánea y sin aparente conexión entre sí, se ponía en movimiento un espectacular plan que sacudiría la habitual tranquilidad de Garín.
Pasado el mediodía, mediante una operación armada perfectamente sincronizada, alrededor de 40 personas pertenecientes a una organización hasta entonces desconocida, controlaron simultáneamente los puntos neurálgicos del pueblo durante aproximadamente 50 minutos.
Para emprender el copamiento se organizaron en comandos que actuaron de manera autónoma pero reportándose a través de modernos “walkies talkies” con una instancia central.
INCOMUNICAR A GARÍN
El primer objetivo era la Empresa Nacional de Telecomunicaciones, ubicada frente a la estación del Ferrocarril Mitre, sobre el Boulevard Pte. Perón (Ex Henry Ford), al lado del conocido bar de Chiflo. Allí estacionó, apenas pasada las 13hs., una camioneta con un cartel que indicaba “ENTel (Servicio Contratado) RP. 14”, de ella descendieron un hombre y una mujer, que se dirigieron a la vivienda de los caseros, lindera al establecimiento, donde se presentaron como trabajadores de ENTel, diciendo que tenían la tarea de realizar un censo, esta pareja fue atendida por la empleada de limpieza de la empresa, que aceptó responder a sus preguntas e ingresaron a la vivienda.
Por espacio de una hora le realizaron un cuestionario y conversaron con ella sobre temas muy diversos; de hecho, a la empleada le resultó un tanto extraño que el joven indagara sobre las ideas políticas de su hijo, al rato llegó un tercer hombre que también se identificó como miembro de ENTel y le solicitó a la empleada la llave de la oficina central, que por ser mediodía ya había cerrado sus puertas, de esta manera, los tres integrantes del grupo comando pudieron ingresar a las dependencias y tras encerrar en el baño a un empleado que se encontraba allí, cortaron con un serrucho el cable maestro de las comunicaciones.
Paralelamente, otro de los comandos integrado por una pareja de jóvenes se dirigió a la vivienda de Bruno Emilio Torazzo, ubicado sobre la calle Las Heras entre Larroca y Padre Perna (Ex Italia), donde hoy funciona la ferretería Torazzo, el único radioaficionado del pueblo que poseía un equipo con el cual podía comunicarse con localidades vecinas.
Se presentaron como inspectores de ENTel, le explicaron que venían a tomar los datos de su radiotransmisor y tras ingresar a la vivienda, inmovilizaron al núcleo familiar, para luego destruir el aparato, de esta manera, Garín quedaba totalmente aislado y se cumplían los primeros pasos del operativo.
CORTAR LOS ACCESOS TERRESTRES
Mientras tanto, cerca de las 13:40 hs., otros dos comandos tomaron estratégicamente el control de las principales vías de acceso a Garín, el objetivo era impedir la salida de vehículos, que al sospechar lo que sucedía en el pueblo, pudieran poner en aviso a destacamentos policiales cercanos.
Uno de los comandos se ubicó en la intersección de Avenida Belgrano y calle Salvo, paso fundamental de ingreso al pueblo, frente a la residencia infantil de OPROVI (en esa época, hoy ya fue demolida), allí, cinco hombres armados, cuatro de los cuales vestían uniformes policiales, comenzaron a detener el tránsito en una calle lateral impidiendo la salida a Capital Federal, por el Acceso Norte, dando diferentes excusas a los conductores, como estar realizando procedimientos para apresar asaltantes que estarían en la zona, los falsos policías obligaban a los conductores a permanecer dentro de sus vehículos en fila, después de retenerles la documentación y las llaves de los automóviles.
Una vez bloqueado el tránsito en esa intersección, uno de los supuestos oficiales se acercó hasta las instalaciones de OPROVI y con “modales finos” y “acento porteño”, según testimonios de testigos, le solicitó el teléfono a la señora de Encina, esposa del director de la institución, para comunicarse con sus “superiores”, cuando su verdadero objetivo era constatar que Garín ya se encontraba incomunicado.
Mientras tanto el otro comando, conformado por cinco hombres armados, uno de los cuales vestía uniforme policial, se había apostado en la Avenida Márquez, actual Fructuoso Díaz, con el objeto de bloquear la salida de vehículos hacia la ruta Panamericana acceso Pilar. Allí, el hombre mantuvo un extraño diálogo con un camionero de apellido Heredia, al que luego de impedirle salir del pueblo le dijo: “El general nos está dando más trabajo ahora de muerto que cuando estaba vivo”. Ante la perplejidad del camionero que le preguntó a qué general se refería, aquél contestó “Al general Aramburu”. Ese mismo comando, además de impedir la salida de automóviles por la ruta Panamericana, tenía otra tarea: vigilar a los siete choferes de los vehículos que habían sido incautados al inicio de la operación y que continuaban encerrados en la parte trasera de la camioneta Ford F-350.
En paralelo con el control de las principales vías de salida, otro grupo estaba encargado de vigilar la estación del Ferrocarril Mitre, el objetivo era controlar el lugar y prever posibles dificultades frente a la llegada de un tren con pasajeros.
Luego de merodear un tiempo por el lugar, una de las parejas ingresó a la oficina del jefe de la estación y solicitó un formulario para enviar un telegrama a Capilla del Señor, después de redactar el mensaje y de abonar la tarifa se retirarían sin dificultades en un Rambler celeste, pese al arribo de un tren no consideraron necesario tomar la estación.
COPAMIENTO DE LA COMISARIA
Simultáneamente otro comando había puesto en marcha una de las acciones más audaces del operativo: la toma de la comisaría, se presentó un supuesto médico, con una tarjeta identificatoria que decía “Dr. Krause”, que iba acompañado por una mujer vestida como enfermera de la Cruz Roja. Fueron atendidos por el suboficial de servicio al que le manifestaron que habían ido a verificar el estado de salud de los niños alojados en OPROVI y que querían “abrir comisión”, trámite usual entre algunos trabajadores estatales bonaerenses que consistía en dejar asentada su presencia en el libro de guardia, cuando el suboficial se dispuso a buscar el libro, la mujer sacó una ametralladora que ocultaba entre sus ropas, el supuesto médico también exhibió su arma, y juntos lo encadenaron de pies y manos, lo encapucharon y lo obligaron a permanecer en el suelo boca abajo. A continuación hicieron lo mismo con un agente que se encontraba en otra habitación de la comisaría revisando expedientes, ya con la situación bajo control ingresó el resto del comando, para comenzar a apropiarse de las armas y los uniformes policiales que se encontraban en el lugar, también se dedicaron a pintar con aerosol negro en las paredes del destacamento policial una consigna que posteriormente se observaría en diversos lugares del pueblo: “Libres o muertos, Jamás esclavos, Fuerzas Armadas Revolucionarias”.
ROBO AL BANCO Y MUERTE DE SULLING
Mientras tanto, a pocas cuadras de la comisaría, una camioneta amarilla había estacionado frente al Banco de la Provincia de Buenos Aires, donde se produciría un hecho trágico, del vehículo descendieron un hombre y una mujer -vestida con minifalda y botas negras- que se aproximaron con actitud desafiante al cabo 1º Fernando Sulling, de guardia en la puerta del banco, sospechando que se trataba de un asalto, el policía desenfundó su arma reglamentaria y luego de un forcejeo, los jóvenes lo hirieron en el estómago.
La señora Sara Solarz de Osatinsky, una vieja terrorista argentina de las FAR, que actuó con varios nombres de guerra: Kika, Lita, Jenny, Marie, etc.
Allí, ella misma, asesinó al cabo de la policía de Buenos Aires, Esteban Fernando Sullings. Actualmente vive en Ginebra, Suiza.
Junto con otra pareja que se acercó, cargaron al policía e ingresaron al banco donde ya se encontraban los otros cuatro integrantes del comando, una vez adentro, les manifestaron a los presentes: “Como Uds. comprenderán, esto no es contra los bancarios, esto es un asalto evidentemente político para derrotar al régimen que actualmente nos gobierna, por lo tanto pido a Uds. que no colaboren con la policía”.
Luego de ser intimados con armas de fuego, el personal del banco, los clientes que se encontraban allí, el cabo herido y otros policías de custodia fueron atados con cadenas y encerrados en una oficina del establecimiento.
Pese a ello, según algunos testimonios todos fueron tratados con corrección, para asegurar que el asalto se realizara con éxito, simultáneamente una pareja de jóvenes había entrado al restaurante “El Farolito”, ubicado frente a la institución crediticia, y encerrado a los parroquianos y a los dueños del
Lugar en la cocina, cuando la pareja se retirara del lugar, la recaudación del día permanecería intacta en la caja del local.
Mientras tanto, en el interior del banco todo se desarrollaba con celeridad: algunos pintaban consignas, otros se apoderaban del dinero disponible en las ventanillas y el resto le exigía al gerente que les entregara la llave del tesoro principal, este les manifestó que se encontraba en la comisaría por lo que cuatro miembros del comando lo obligaron a dirigirse con ellos al destacamento policial, que por entonces ya estaba tomado, cuando llegaron a la comisaría el grupo de rehenes se había incrementando, ya que dos vecinos de Garín que habían ido a denunciar lo que sucedía en el banco se encontraban también maniatados.

El banco que fue robado 

Bruno Torazzo explicando lo sucedido

La viuda de Sulling

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