Escrito por: Alberto: www.elgarinense.com 25 abril 2012

El que no escatimo ni a su propio Hijo, sino que lo entrego por todos nosotros, ¿como no nos dará también con el todas las cosas? Romanos 8:32
Examen de la fe de Abraham (1)
Siempre leo con emoción estas líneas de la Biblia: "Probo Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y el respondió Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo...." (Génesis 22:1-2).
¿Estas líneas justifican el sacrificio humano? ¡No! Toda la Biblia lo condena firmemente. En el caso de Abraham, Dios le dice claramente: "No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada..." (v. 12).
Entonces, ¿cual es el sentido de esa escena? Es un examen de la fe de Abraham, y también una imagen sorprendente de la cruz del Calvario. El Señor Jesús es el Hijo unigénico, "el Cordero de Dios" (Juan 1:29).
La obediencia de Isaac evoca la de Jesús: "No lo que yo quiero, sino lo que tu" (Marcos 14:36). Pero en contraste con Isaac, quien simplemente se sometió, Jesús se presento voluntariamente a Dios: "He aquí que vengo oh Dios, para hacer tu voluntad" (Hebreos 10:9).
A diferencia de Isaac, quien no sabia lo que su padre iba a hacer, "Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelanto" (Juan 18:4). En contraste con el grito del ángel que detuvo la mano de Abraham, no se oyó ninguna voz para desviar el juicio que debía caer sobre el Hijo de Dios.
De forma simbólica, Isaac resucito, pero Cristo resucito verdaderamente, y nosotros nos beneficiamos de ello.

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