LA PATRIA QUE SOÑABA, LA PATRIA QUE LE DIMOS, LAPATRIA QUE TENEMOS…
Manuel Belgrano, sin lugar a dudas fue uno de los hombres más importantes de nuestro país.
Sus ideas de revolución y cambio no distan mucho de los “discursos” de todos los presidentes que pasaron en estos últimos treinta años. Oficialismo y oposición no reparan en recordar tanto a Belgrano como a San Martín, como los más grandes próceres que fueron mas allá de aquello que nuestros pibes aprenden en la escuela.
No solo Belgrano creó la Bandera, ni San Martín, solo cruzó los Andes.
En estos tiempos que corren, donde en el Viejo Continente, su poder político no tiene problemas en entregar sus Patrias a los sectores económicos y los pueblos salen a las calles a pelear por su dignidad y donde sin lugar a dudas América Latina está viviendo una realidad totalmente distinta a la Euro zona. Es necesario reconocer que algunas de las ideas de Manuel Belgrano se están poniendo en práctica.
Muchas generaciones hemos conocido de Unión Latinoamericana y distribución de la riqueza en los libros de Historia.
Palabras como inclusión, distribución de la riqueza, igualdad de oportunidades, parecieran generar escozor en cierto sector de la sociedad, esa misma franja social que se embandera en reconocer en Belgrano a un verdadero patriota.
Escuchar y leer durante toda la semana en distintos medios, las críticas a las disposiciones restrictivas a las importaciones, o las inversiones en la industria, y ni que hablar de la nueva propuesta del programa PRO. CRE. AR, un plan que posibilita el acceso a la vivienda a sectores que veían imposible siquiera que esto pudiera ocurrir, permitiendo con esas medidas, el crecimiento del comercio interno. Y ni hablar de la ley tributaria que afecta a los sectores más acomodados del campo.
Cuando se anuncian ese tipo de medidas, inmediatamente salen al cruce los “no sé de qué se trata… pero me opongo”.
Por ello, creo necesario y oportuno, en esta semana, en la que recordamos a Manuel Belgrano y a doscientos años de la creación de nuestra enseña, también recordar algunos de sus pensamientos.
Belgrano decía: “El amor a la Patria y nuestras obligaciones, exigen de nosotros que dirijamos nuestros cuidados y erogaciones a los objetos importantes de la agricultura y la industria por medio del comercio interno. Solo el comercio interno es capaz de proporcionar, ese valor a lo predichos objetos, aumentando los capitales y con ellos el fondo de la Nación”.
Cualquier similitud con la realidad… ¿es pura coincidencia?
Cuando la oligarquía campesina amenazo y cumplió con un paro del campo, primero por la 125 en 2008, y ahora con el aumento de los impuestos a aquellos terratenientes con campos sin producir y que tuvieran un valor superior al millón doscientos mil pesos, veíamos a Biolcati arengando a sus “¿Seguidores?” para que paralicen el país. O cuando las clases acomodadas salieron y siguen saliendo a las calles con sus cacerolas o ante la negativa a la expropiación de YPF… también creo necesario recordar otro pensamiento de Manuel Belgrano: “Grande fue mi sorpresa cuando conocí a esos hombres. Eran comerciantes españoles que nada sabían más que comprar por cuatro para vender con toda seguridad por ocho. Mi ánimo se abatió. Sin embargo, me propuse echar las semillas que algún día fuesen capaces de dar frutos”.
Y un 20 de junio, se murió ese hombre, en la más absoluta pobreza y soledad, sin ver madurar los frutos de aquello que siempre soñó para su patria.
Quizás sea la hora de comenzar a ver cómo van creciendo, poco a poco y a pesar de las adversidades, de los poderes económicos y de los ciudadanos egoístas que solo miran su propio ombligo sin pensar en colectivo.
Belgrano no solo nos regalo la bandera más linda del mundo, nos regalo una idea de Patria. Una Patria que después de doscientos años podemos vivir, sabiendo que falta mucho pero convencida que las nuevas generaciones serán las encargadas de convertir esos sueños en realidad. Que esas semillas comiencen a dar sus frutos.
Leticia Silva