0800…CERRÁ LA BOCA
Estos últimos días hemos podido ver y oír como se criticaba la participación juvenil en las escuelas, sobre todo el accionar de la agrupación “La Cámpora”.
Si bien el problema empezó en Capital Federal, fue motivo de debate en los hogares y los chicos han sido interrogados por sus padres para tratar de saber si había actos políticos en las escuelas.
Claramente en Capital Federal, quienes tienen el poder de gobernar, solo piden que denuncien a un grupo de jóvenes, cuando otro grupo de jóvenes de remera amarilla, oficialistas ellos, sacan fotos pintando escuelas o dando charlas.
En primer lugar, no está mal que los jóvenes del PRO militen en todos los espacios públicos, como tampoco tendría que estar mal que los jóvenes de La Cámpora o de otro partido político lo hagan.
Coincido con los dichos del Jefe de Gabinete de La Nación, si ésta propuesta del gobierno de Capital Federal, de llamar a un 0800, es solo para denunciar a La Cámpora, sería discriminatorio, y si es para denunciar a todos los partidos políticos, sería Fascista. Ahí, si estaría muy bien utilizado el término. No como se utiliza para decir que una acción de gobierno es autoritaria. Los Fascistas, los Nazis, mataban personas, tenían campos de exterminio, no había libertad de prensa, no había ningún tipo de libertad.
¿Lo que está haciendo el Ministro Bullrich en Capital, no se parece a la persecución que sufrieron estudiantes y docentes en la última dictadura militar?
Traté de buscar fuentes que pudieran ayudarme a sostener este argumento y mi amigo Carlos me envió por mail esta resolución de la época del proceso, que invito a que lean y que puedan reflexionar sobre si es igual o por lo menos muy similar a lo que está pasando ahora con el PRO y la oposición que apoya esta embestida contra la participación juvenil en las escuelas.
En el Anexo número 38 de “Manifestaciones y Efectos del Accionar Subversivo en el Ámbito Educativo Nacional”, elaborado por el Ministerio de Cultura y Educación de la Dictadura Militar iniciada en 1976 señala a la “educación” como el ámbito donde, con su accionar, la subversión pretende penetrar.
Para ello define, entre otras muchas cosas, las técnicas empleadas para los Niveles Preescolar y Primario, Secundario y terciario no universitario y Nivel Universitario, como así también en las áreas de Ciencia y Tecnología y Cultura.
Dice textualmente en “B. Técnicas empleadas para los Niveles preescolar y primario”: “En el área de la literatura infantil, la ofensiva terrorista se propone transferir un tipo de mensaje que motiva al niño y le permita “autoeducarse” sobre la base de la libertad y de la búsqueda de “alternativas”. Por ello, la delincuencia ofrece libros “útiles” para el desarrollo del niño, que le incitan a penetrar en el mundo de las cosas y de los adultos; le ayuda a no tener miedo a la libertad, a querer, a pelear, a afirmar su ser…”
Y para el nivel secundario señala: “…El agrupamiento y movilización de los alumnos, en especial de los años superiores en pos de objetivos y realizaciones aparentemente recreativos, culturales o sociales, pero en los hechos una ocasión para introducirlos en la inmoralidad y en la drogadicción, en el activismo político…”
Detrás de las acciones del Jefe de Gobierno de la Ciudad y de su ministro, se esconde este tipo de ideología, una ideología que piensa que la política es algo peligroso. Combatir a los jóvenes ya!, no vaya a ser cosa que logren pensar y darse cuenta que tienen derecho a tomar la palabra.
Pero siendo docente militante, de un partido político, puedo asegurarles que es muy preocupante, por lo menos para quienes creemos en la libertad como única forma de vida, la inmensa cantidad de docentes en el país que militan en contra de esos derechos todos los días en el aula.
Sobre todo con total hipocresía
Dirían en la sala de profesores: “Los jóvenes, claro que tienen derecho, pero la nota se la pongo yo, yo enseño como se me ocurre, yo explico, yo elijo, yo, yo, yo. Porque es la única manera que aprendan. S tienen otras ideas, es un problema de ellos, acá tienen que aprender lo que yo digo, como lo digo.”
Y ni que hablar del menosprecio a esos sectores que reciben algún tipo de ayuda social de parte del Estado. Escuchar a docentes decir cosas como que la asignación universal por hijo, estimula la vagancia y otros disvalores. El nivel de agresividad de sus apreciaciones es tan grande que para aquellos que hemos tenido una infancia muy carenciada, podemos sentirnos privilegiados por haber avanzado, ya que con ese nivel de menosprecio, es muy difícil poder salir adelante.
¿Cómo vamos a lograr educación de calidad si los responsables de impartirla, consideran a la educación de calidad como una estrategia de enseñanza autoritaria?
¿Acaso eso no es ADOCTRINAR?
Una pequeña anécdota tuvimos esta semana cuando hicimos una Asamblea de alumnos porque pedían dejar de utilizar el guardapolvo. Cuando hicimos la reunión de padres, nos reclamaron porqué le habíamos dado lugar a que hablaran, que los chicos tenían que respetar las reglas que la Directora ponía en la escuela.
Los papás, que son de mi generación en su mayoría, fueron educados en una falsa libertad. Costó, pero logramos que pudieran comprender que es necesario escuchar a los jóvenes y que los verdaderos protagonistas son los pibes que están todos los días en la escuela y por sobre todas las cosas que no es una oportunidad que da la escuela para que los jóvenes tomen la palabra, sino que es un DERECHO que tienen a ser escuchados.
A la escuela han venido muchos grupos de jóvenes con distintos colores ideológicos y de participación. Tanto partidos políticos como ONG, y ninguno de esos grupos, les hablo de partidismo a los pibes, todos hablaron de pensamiento colectivo, de solidaridad, de la militancia social, de lo importante que es ayudarse entre todos. Y ESO NO E STA BUENO, ESTA GENIAL, para poder cambiar la historia y para que todos sean protagonistas de esa historia.
Me quedo con los dichos de nuestra Presidente al respecto: “La verdad, les molesta que bailen, les molesta que vayan a los boliches, si no van a los boliches adónde van a ir, van a militar, y cuando van a militar también les molesta; no sé qué es lo que quieren. Así que por favor, basta con los jóvenes, déjenlos tranquilos vivir y que hagan su propia experiencia histórica, que la están haciendo en un país muy diferente al que nos tocó vivir a nosotros…”