Si el hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. Juan 8:36 El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Galatas 5:22-23 ¿Liberado? Hoy en día, algunos dicen que han sido "liberados", es decir, Liberados de los tabúes de otro tiempo, de las formas religiosas carentes de sentido. Se sienten libres de los acuerdos regidos que imponen actitudes y comportamientos contrarias a sus ideas. Decir que uno a sido "Liberado", de las reblas orales o sociales consideradas caducadas es hallarse, muy a menudo, prisionero de forma aun mas peligrosa, y estar abierto a todas las desviaciones profundas del ser. Aunque se proclame enérgicamente que se es libre, uno sigue siendo esclavo de su orgullo, de egoísmo, de las pasiones, y a veces bajo las dependencias del alcohol, de las drogas ... Liberarse de las costumbres es una trampa para el ser interior y anima la fuente del mal que esta en cada uno de nosotros a predominar. Jesús es el gran liberador. El nos libera de la culpabilidad del pecado, pero también del poder del mal. Con el podemos triunfar sobre las malas propensiones y costumbres. Aun más, con Jesús hallamos el poder para hacer el bien por amor a Dios y a nuestros prójimos. Jesús se presenta a los hombres como aquel que libera. No ata a nadie a una religión, no fuerza a nadie a seguirle. Sin embargo, la felicidad de los que conocen consisten en unirse a el y serle y servirle. Por medio de Jesús descubren el camino a la libertad.