Escrito por: Alberto: www.elgarinense.com 10 abril 2013

Cuando el pecado abundo, sobreabundo la gracia. Romanos 5:20 Fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo. Romanos 5:10 ¿Quien arrojara primero la piedra? (Juan 8:1-11) Jesús enseñaba la palabra de Dios en el templo de Jerusalén, cuando llegaron unos Jefes religiosos trayendo una mujer sorprendida en adulterio. La presentaron ante Jesús, denunciaron su falta y le preguntaron que se debía hacer. Lo que buscaba no era Justicia, sino tender una trampa a Jesús. Si el proponía que se hiciese clemenciar, estaría en conflicto con la ley, pero si aprobaba la lapidación prescrita por la ley de Moisés, estaría en contradicción con su propio mensaje de gracia. En vez de responder, Jesús se agacho y escribió con el dedo en la tierra. Después se levanto y dijo algo que dejo sin palabras a todos: "El que vosotros este sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella". Los acusadores se vieron súbitamente ante el tribunal de su propia conciencia. Uno tras otro se retiraron confundidos. Solo la mujer permaneció en la presencia de Jesús. Para sus acusadores, ella no tenía derecho a hablar, pero Jesús le concedió la palabra. El no aprobaba lo que ella había hecho, pero anticipando los resultados de su muerte en la cruz, no la condeno y la animo a no volver a pecar. Le abrió el camino de la liberación del dominio del pecado. Cuando soy consciente de una falta que he cometido, ¿huyo de la presencia de Jesús o escucho su Palabra, que me dice "Ni yo te condeno; vete, y no peques mas"? Jesús sufrió en mi lugar la condenación que yo merecía. Extraído de La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza) Para consulta enviar email: advriv_13@hotmail.com

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