No hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿porque habrás de morir antes de tu tiempo?... aquel que a Dios teme, saldrá bien en todo. El Suicidio En una estadística publicada en octubre de 2002, la Organización Mundial de la Salud revela que cada cuarenta segundos se suicida una persona en alguna parte del mundo. El suicidio forma parte, pues, de las más frecuentes causas de muerte violenta. Se calcula que en el año 2000, se suicidaron 815.000 personas; la cifra de los hombres fue tres veces mayor que la de las mujeres. Estas cifras revelan la angustia del alma; una inmensa desesperanza sin perspectiva de luz. Pero la fuga mediante el suicidio nunca es lo que Dios quiere. Nuestros días están en su "mano" (Salmo 31:15). Existe otra solución para la desesperación; usted puede hallarla en Jesucristo. No hay aflicción de la cual la gracia de Dios no pueda liberar, ninguna desesperanza a la cual Jesús no pueda responder, ningún pecado que no pueda perdonar. Si aceptamos volvernos al Salvador, él escucha nuestra oración y oye hasta el más débil gemido del afligido. Dígale todo lo que pesa sobre su corazón y lo abate. Confiésele sus pecados; Jesús quiere perdonarlos, por eso Él, que nunca cometió pecado, tuvo que morir en la cruz. Ahora ha resucitado y quiere darle su paz, su consuelo, y esto aun en los momentos más difíciles. Aun siendo cristianos podemos ser presa del desaliento y estar desesperados. Sin menospreciar la ayuda de los médicos, aprendamos a clamar al Señor en nuestras angustias y a esperar su liberación Él es bueno y está lleno de compasión por todos los que sufren. Extraído de La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza) Para consulta enviar email: advriv_13@hotmail.com