Escrito por: Alberto: www.elgarinense.com 13 julio 2012

Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Romanos 5:6
Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5:8
Aviones suicidas
Pearl Haebor, 7 de diciembre de 1941. Los aviones suicidas japoneses se estrellan sobre la flota americana. Esta triste página de la historia resurge de los archivos con motivo de los atentados que ensangrentaron a los Estados Unidos el 11 de septiembre del 2001. Las circunstancias son diferentes, pero el modelo de ataque adoptado por los kamikazes es el mismo. Uno o varios hombres sacrifican voluntariamente su vida, arrastrando con su muerte a multitudes de sus semejantes.
Tales artimañas, ¡cuán opuestas están a la obra que Jesucristo vino a hacer en la tierra! Los kamikazes traen la muerte, pero el Señor, mediante su muerte en la cruz, da vida eterna a todos los que ponen su confianza en Él. Por su acción los kamikazes manifiestan el odio que hay en el corazón de los hombres, pero el Señor trae a los suyos la paz de la conciencia y del corazón. Los kamikazes dejan tras sí desesperación y lágrimas, mientras que Jesucristo trae la esperanza y el gozo a todos los que le conocen como su Salvador.
Esos actos terroristas recuerdan de qué es capaz el corazón humano. No busquemos amor en una humanidad, cuya historia está marcada por el odio, sino en Dios, quien nos dio la prueba de su amor en Jesucristo.
Extraído de La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
Para consulta enviar email: advriv_13@hotmail.com

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