Escrito por: Alberto: www.elgarinense.com 15 junio 2011

Ninguno de ellos podrá en manera alguna... dar a Dios su rescate.           Salmo 49:7
Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a si mismo en rescate por todos.       1 Timoteo 2:5-6
El oficial y su sierva (2)
(2 Reyes 5:1-19)
       Bajo su brillante uniforma Naaman, gran oficial sirio, escondía un mal que ineludiblemente lo conducía a la muerte: tenia lepra. Pero Dios permitió que la muchacha israelita hablase del gran Dios Salvador a la mujer de Naaman. Este se puso en camino hacia Samaria, para ver al profeta Eliseo. Por prudencia llevo una carta de recomendación de su soberano, y muchos regalos, con los cuales pretendía pagar su curación. Primero se dirigió al rey de Israel y le entrego su carta, pero lógicamente el rey le respondió: "¿Soy yo Dios, que mate y de vida?" Y en efecto, Dios dice: "No hay mas Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mi" (Isaías 5:21). Entonces Naaman fue a la casa del profeta. Ante la simplicidad de la solución propuesta por Eliseo: "Ve y lávate siete veces en el jordán... y serás limpio", empezó a irritarse. Después, siguiendo el consejo de sus siervos, decidió obedecer. Se lavo en el jordán y fue sanado.
      Este relato nos interpela. Todos padecemos esta enfermedad llamada pecado, la cual conduce a la muerte eterna. Solo Dios puede y quiere liberarnos. No espera nada de nosotros; al contrario, ofrece la curación a toda persona que reconozca su culpabilidad y crea en el sacrificio de Jesús, quien, en nuestro lugar, llevo nuestros pecados y sufrió el juicio en la cruz. ¡Acepte ahora esta salvación gratuita!
Extraído de La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
Para consulta enviar email: advriv_13@hotmail.com   

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