8 de Febrero. La radio acompaña la tarea laboral. Escucho la noticia. El tiempo se detiene y la mente sigue
Sin creer lo escuchado. Vuelvo a casa y pongo el primer disco que encuentro. La primera frase, el primer mensaje es “la soledad es un amigo que no está, es su palabra que te ha de llegar igual”. Las lágrimas brotan sin pedir permiso. El alma sufre. Nos había dejado Luís Alberto Spinetta.
Hoy ya paso un poco de tiempo, pero el dolor sigue siendo el mismo. Nos dejo un amigo, un ser de luz que lleno nuestra vida de poesía. Desde aquella muchacha con ojos de papel, nos regalo las palabras que, como nadie, le pusieron sonidos a nuestros sentimientos.
El Flaco no sólo fue un músico, fue vanguardia, leyenda y uno de los creadores del rock cantado en castellano. Su obra es tan variada y luminosa que trasciende en el tiempo. Su fama no supo de estridencias y más allá de los premios que recibió a lo largo de su carrera, se ganó lo que todo artista sueña: admiración y respeto.
Su compromiso social también fue profundo como de bajo perfil. Se acercó a los familiares de las víctimas del Colegio Ecos, para apoyar su causa.
El 4 de Diciembre de 2009 toco en el estadio Vélez Sarfield durante cinco horas con "Spinetta y las bandas eternas", donde repaso toda su trayectoria. Hoy, a la distancia, nos regalo su alma, para que su “jardín de gente” cuide de ella.
Hoy sus cenizas descansan en el Río de la Plata, junto al Monumento a la Memoria, dejándonos su poesía y su música.
Se fue despacito, como vivió, suavemente. Ya no esta entre nosotros ese ser angelical que nos regalaba sensibilidad casi sin rozar con los pies la tierra. Emprendió su viaje hacia la inmortalidad en el colectivo del Capitán Beto. Mi único deseo es poder encontrar la parada para continuar el viaje.
Gracias Flaco!
Por Diego Fernando Borrell