Escrito por: Alberto: www.elgarinense.com 15 marzo 2012

Su benignidad (la de Dios) te guía al arrepentimiento. Romanos 2:4
La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación 2 Corintios 7:10
El arrepentimiento:
Estado de espíritu y hechos
Después de una declaración pública de una empresa o del gobierno, a menudo se oye decir "Las palabras no bastan, hacen falta hechos concretos". Efectivamente, la eficacia de una declaración se aprecia según los hechos que desencadena. Quizás esperamos muchos de los que ocupan puestos de responsabilidad, pero ¿cómo nos comportamos en cuanto a la coherencia entre nuestras palabras y nuestros hechos, particularmente en la esfera de la fé y del arrepentimiento, donde los hechos deberían seguir necesariamente a las palabras?
Dios nos dice: "Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Señor, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar" (Isaías 55:7). El arrepentimiento tiene dos aspectos: un cambio en los pensamientos y otro en la conducta. Se trata de rechazar los pensamientos que se han tenido hasta entonces y alimentar aquellos que están de acuerdo con la Escritura. Luego es necesario pedir a Dios que nos ayude a hacer lo que le agrada.
Estos hechos están ligados al arrepentimiento, proceso que no hay que confundir con las penitencias, que son las buenas obras o cualquier cosa que sería considerada por el hombre como factible para compensar o expiar las faltas. No podemos hacer nada para expiar nuestras faltas, pero Cristo lo hizo todo en su obra expiatoria en la cruz.
Extraído de La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
Para consulta enviar email: advriv_13@hotmail.com

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